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Ser un caballero ¿Será que todavía existen?

Ser un caballero

En esta era de las telecomunicaciones, viajes espaciales y logros humanos, las palabras etiqueta, modales o protocolo nos suenan anticuadas, pasadas de moda. ¡Qué decir de la palabra "caballero"! Incluso las llegamos a asociar con una serie de actos y reglas tontas hechas sólo para personas estiradas. Por lo tanto, la etiqueta, los modales y el ser caballerosos se miran c omo una barrera social, como algo que sólo a los de nariz levantada les interesa y no a nosotros, comunes y corrientes.

Sin embargo, consideremos esto cuando alguien nos detiene la puerta para pasar, cuando recibimos una tarjeta que dice "gracias", cuando una persona nos devuelve la llamada o alguien nos cede el paso en la calle. Estos detalles son ejemplos de caballerosidad.

Aquí cito algunos detalles que hacen a un caballero ganarse ese título:
En su actuación con una mujer:
Un caballero siempre le abre la puerta, le cede el asiento, le cede el paso, la ayuda a quitarse el saco o a cargar cosas. El hecho de que lo hagan no implica que las mujeres seamos inferiores.
Un caballero, cuando va a un restaurante, le cede el lugar con la mejor vista a la mujer.
Un caballero siempre se expresa bien de la mujer con la que tuvo su última relación amorosa.
Trata siempre con respeto a una mujer, sin importar la edad o la relación que tenga con ella.
Nunca hace preguntas como: "¿Te vas a comer todo eso?", "¿A ver quién soy?", "¿Cuántos años tienes?".
Un caballero no dice groserías enfrente de niños, mujeres o personas mayores.
Después del divorcio, se sigue encargando del sustento económico de sus hijos.

En lo social:
Un caballero no hace un escándalo cuando le rechazan la tarjeta. Por el contrario, con toda cortesía ofrece otro método de pago.
Un caballero siempre apaga su localizador o celular al entrar a una conferencia, clase o junta.
Un caballero no se estaciona en medio de la raya que marca el cajón y abre la puerta con cuidado para no golpear el coche de junto.
Un caballero siempre paga sus deudas o apuestas de juego.
Cuando se ejercita con pesas, no hace escándalo para que lo volteen a ver ni le grita al compañero de un lado a otro del gimnasio.
El caballero siempre limpia las gotas de sudor con su toalla y deja las pesas en su lugar.
Un caballero sabe que las palabras "por favor"y "gracias" son todavía mágicas.
Cuando llega tarde a una ceremonia o al teatro espera el momento oportuno para incorporarse y trata de molestar lo manos a quienes se encuentran ya sentados.
Si no sabe francés, no trata de sacar palabras en ese idioma.
Un caballero siempre piensa antes de hablar.
Cuando alguien lo ataca verbalmente, no importa si es en público o en privado, le contesta con elegancia, inteligencia y sin agresividad.
Un caballero sabe decir frases como: "No se, no he leído ese libreo" o "no he visto esa película".
Un caballero no se queja de su situación financiera.
Es una persona que acepta una disculpa y sabe ofrecerla cuando es necesario.
En presencia de personas que hablan otro idioma, un caballero no habla o se burla de ellos.
Cuando un caballero sabe que va a llegar aunque sea cinco minutos tarde a la cita llama por teléfono para avisar.
Cuando un caballero renuncia a su trabajo, no quema sus naves.
Habla en voz baja y con prudencia en lugares públicos.

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